En un contexto social en el que cada vez más ciudadanos y ciudadanas viven en primera persona los síntomas psíquicos del malestar, la salud mental está ganando espacio en el debate público, y con ello, el cuestionamiento de las prácticas psiquiátricas. Por un lado, la respuesta al sufrimiento psíquico se basa hoy a menudo en el diagnóstico, el tratamiento farmacológico y el rápido retorno al consumo o la productividad, en una estrategia que ignora la subjetividad y la problemática particular de cada persona. La crítica a este modelo, que muchos experimentan hoy por primera vez, ha hecho más visibles las demandas que, desde hace mucho tiempo, vienen haciendo las personas psiquiatrizadas, y que han manifestado públicamente la sordera, desdén y maltrato al que son sometidas por la sociedad, en general, y por parte del sistema de salud mental, en particular.

En la estela de los movimientos de reforma que se han producido en décadas anteriores, en este breve curso debatiremos sobre la intolerancia social ante la locura y cuestionaremos algunas prácticas institucionales, como son la tendencia a la normalización o las estrategias de segregación, encierro y exclusión. En su lugar propondremos un modelo basado en el respeto y la escucha, que defienda la singularidad de las personas y que las acompañe en el ejercicio de su libertad.