La investigación neurológica actual se plantea el reto de aunar la tecnología sin dejar de lado la historia clínica de cada paciente, que esconde la llave para responder a infinidad de interrogantes del cerebro. Los avances en el uso de las células madre y los chips diseñados para personalizar las conexiones neuronales inciden en la construcción del lenguaje, la memoria, las emociones o los sentidos. Estas nuevas aplicaciones en la investigación de las funciones cerebrales permiten mejorar el estudio de patologías neurológicas.

¿Cómo funciona el cerebro? ¿Existe algo así como un cerebro moral? ¿Qué ocurre cuando se insertan implantes cerebrales? ¿Se pueden usar como los periféricos de un ordenador? Uno de los campos que despierta la curiosidad en la investigación neurocientífica, además de la conciencia y la identidad, es la capacidad de construcción del criterio moral: ¿qué es bueno o malo? ¿Por qué tomamos una decisión u otra? La filosofía ha tratado de responder a estas preguntas y la neurociencia intenta elucidarlas definiendo las redes neuronales implicadas y apuntando a los comportamientos funcionales y a la interacción de las regiones espejo como posibles explicaciones.

Los sistemas de inteligencia artificial se han incorporado a nuestra rutina para determinar patrones de conducta y predecir comportamientos en prácticamente todos los ámbitos a cambio de recopilar ingentes cantidades de datos personales. En esta sesión reflexionaremos sobre los problemas que suscita el manejo de los neurodatos por parte de la neurotecnología, que, como la IA, necesita acceder a los datos para su desarrollo y aplicación. Y es que la banca y los seguros, la salud y el bienestar, la industria de los videojuegos, y hasta los gobiernos, tienen interés en acceder a nuestra información personal y, en última instancia, a nuestras emociones.

El ADN es nuestro manual de instrucciones y en él hay inscrita información muy valiosa: las probabilidades que tenemos de padecer ciertas enfermedades, qué carácter tenemos o, incluso, características más complejas, como ciertas habilidades cognitivas o sensoriales. Discernir toda esta información a partir de la secuencia de los miles de millones de bases de nuestro ADN es muy difícil, pero la IA ya está ayudando a interpretar de forma más cuidadosa nuestras variantes genéticas e inferir sus características, dirigiéndose, así, hacia una medicina personalizada. Sin embargo, al mismo tiempo es una herramienta muy poderosa que puede permitir a terceros tener un acceso privilegiado a lo que somos y a las instrucciones genéticas que transmitimos a la descendencia. ¿Seleccionaremos embriones por su genética gracias a la IA? ¿Tendremos acceso a un tipo de trabajo u otro porque algoritmos de IA decidirán sobre nuestra vida?

Estamos en los inicios de la cuarta revolución industrial, una revolución que impacta en nuestras vidas con una fuerza inusitada debido a la celeridad con que avanzan los descubrimientos tecnocientíficos. Esta sesión analizará las implicaciones bioéticas y legales de la interacción entre la Inteligencia Artificial, las neurotecnologías y las disciplinas “Bio”.